viernes, 6 de noviembre de 2015

Sentí todo el machismo haciéndome frente el día en que se me ocurrió salir con un vestido corto, ajustado y floreado a la calle. No alcanzaba a llegar al metro y ya me habían gritado 5 veces y yo respondido, aunque algunos pensaran que es para hacerme la interesante... qué estúpida puede llegar a ser la gente.
Tengo 23 años y aún me asusta esta situación, me duele imaginarme lo que significa para una niña de 16.
En el camino a mi destino fui perdiendo mi confianza, me sentí expuesta y mas aún, estúpida por exponerme, sentí además que me miraban como una puta siendo que no conocen mi vida privada, qué cínica puede llegar a ser la gente.
Me dieron deseos de devolverme, de cambiarme ropa, porque resulta que si soy curvilínea no tengo derecho a ponerme lo que me gusta.
Me la dejé puesta, porque soy de las que se visten bonitas para sí mismas y no guardan las cosas para ocasiones especiales y no estoy dispuesta a perpetuar la desigualdad con más miedo.
Seguiré provocando con mis acciones y palabras, sus mentes, estereotipos y clases.
Seré incansable,, porque no estoy sola, somos muchas y muchos en lucha cotidianamente. 

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