lunes, 9 de noviembre de 2015

Discapacidad en Chile - Editorial 3er número de revista "El OPPServador"

Hablar de discapacidad se pone de moda cuando se acerca la Teletón, y es que cómo no conmoverse  con las historias de pequeños que sufren más que cualquier otro de la injusticia de las determinantes sociales, las cuales les impiden desarrollarse en plenitud en nuestra sociedad. Dudar del aporte que ha significado la Teletón para ellos y sus familias sería ridículo, sin embargo, ¿no debiese ser el Estado quien garantice su rehabilitación?; ¿Y qué pasa el resto del tiempo con estos niños, cuando deben ir al colegio y no tienen cómo llegar?; ¿cuándo necesitan ocupar servicios públicos y éstos no están habilitados para ellos?; ¿o cuándo crecen y ya no existe Teletón?
La Fundación Nacional de Discapacitados define Discapacidad como: “un concepto genérico, que se relaciona con una determinada condición física, sensorial, mental, intelectual, psiquiátrica o multidéficit, que limita actividades y restringe la participación, determinando por lo general, una relación negativa entre quienes presentan una o más deficiencias y los factores contextuales que nos rodean”. Las cifras del último Censo muestran que en Chile hay más de 2 millones de personas con discapacidad y según datos del ENDISC del 2004: el 94% de los jóvenes y adultos mayores de 24 años, nunca ha recibido atención de salud y rehabilitación en virtud de su discapacidad; el 56% de las personas es indigente, usuaria de la salud pública;  el 81% vive con Pensión Básica Solidaria de Invalidez, esto es $ 82.000 mensuales, mientras que el 19% no califica para obtener Pensión Básica Solidaria ni tiene trabajo; además, un 42% no ha terminado la educación básica y de las personas en edad de trabajar mayores de 15 años, el 75% se encuentra sin empleo. Ante estas cifras ¿qué ha hecho el Estado?
Chile en 1994 otorgó la primera legislación que beneficia a las personas con discapacidad, la Ley 19.284, la cual fue reemplazada en el año 2010, por la Ley 20.422 que establece Normas sobre la Igualdad de Oportunidades e Inclusión de Personas con Discapacidad. Esto evidencia que existe un marco legal que permite trabajar en mejorar las condiciones de vida de las personas discapacitadas pero a pesar de esto, sigue existiendo una brecha gigante que sortear en lo que respecta a salud, educación, trabajo y transporte.
En lo que respecta a la rehabilitación, el Estado descansa en la Teletón, fundación que se hace cargo de la problemática pero de forma parcial, pues sólo atiende al 85% de los menores de 20 años con discapacidad motora, quedando la población adulta y con discapacidades de otro tipo sin protección. Punto aparte son las 27 horas de amor que permiten hacer una limpieza de imagen de las empresas, las cuales aportan aprovechando el beneficio tributario que les permite disminuir sus pérdidas por concepto de donaciones, aumentando así sus ventas gracias a la conmoción de las personas que ven en la televisión una realidad que como muchos otros problemas, preferirían ignorar. Es necesario por tanto, que la sociedad desarrolle mayor conciencia respecto a esta problemática y entienda que es el ambiente el que discapacita a la persona, y que por tanto es éste el que debe mejorar para ser inclusivo, pues son los ciudadanos quienes deben emplazar al gobierno para que tome cartas en el asunto.

En la Universidad de Chile, la integración en infraestructura y currículums es aún muy baja, excusándose en que no hay demanda de los servicios que brindan por parte de las personas con capacidades diferentes, pero ¿No debiese habilitarse el espacio antes de esperar que las personas quieran usarlo? En lo que respecta a nuestra realidad local, como OPPS criticamos que la discapacidad no sea un tema que se trate en nuestra formación, a excepción de carreras como Kinesiología o Terapia Ocupacional, emplazamos a nuestros compañeros a levantar discusiones en torno a esto en las aulas y prácticas.

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