Movimiento Social 2011 (Artículo de Opinión creado para el Manual Mechón de Enfermería UCH 2012)
Si les voy a hablar de las
movilizaciones no puedo omitir mis motivaciones para involucrarme en ellas.
No es necesario un análisis tan
profundo para notar que jóvenes como nosotros quedaron fuera de ésta universidad
por no tener nuestras mismas oportunidades, inequidad que probablemente los
perseguirá durante toda su vida. Desde hace años los problemas de la educación
y sus formas de acceso como éste han sido indudables, sobre todo desde el estallido
el 2006 de la “revolución pingüina” que los hizo más que nunca evidentes, por
eso puedo decir que era consciente de parte de ellos antes de ingresar a ésta
universidad, lo que no significó que cuando el año pasado comencé a escuchar (debido
a la contingencia que demandaba discutir sobre éstos temas porque el presidente
había prometido que sería el “año de la educación superior”, y principalmente por mi rol como “delgada CES”),
los conceptos como “revolución”, “actor social”, “movimientos sociales”, “fin
al lucro”, “educación pública”, y cosas como la necesidad de realizar marchas,
tomas e intervenciones callejeras como formas de presión para conseguir
demandas, me asusté y me pareció muy exagerado, menos se me pasaba por la cabeza defender la consigna “educación
pública, gratuita, de calidad y para todos” porque me parecía lejano, imposible,
como a muchos les pasaba. Pero a medida que entendí que a nivel gubernamental
no había un interés real por generar cambios, mi perspectiva cambió. Con el
transcurrir de los primeros meses del año, el tema empezó a tomar fuerza a
nivel de distintas organizaciones estudiantiles y luego a nivel de organizaciones
sociales, y de esa forma más y más gente se fue sumando a éste movimiento que
sin duda marcó la Historia. Lo que comenzó como un simple alegato por
irregularidades en la asignación y cobertura de las ayudas estudiantiles, fue
dando paso a demandas serias siendo sus ejes principales el Acceso, la
Democratización y el Financiamiento, las que con el avanzar de las movilizaciones
y el aumento de información en la materia se
fueron ampliando hasta llegar al gran demanda de Educación Pública,
Gratuita, de Calidad y para Todos, con puntos bien definidos de como encausar
su ejecución.
Fue como participante en las distintas asambleas,
foros, conversatorios, seminarios y demases, como fui aprendiendo entonces, que
detrás de el simple hecho de sacar o no un buen puntaje en la PSU había un montón de cosas asociadas, aprendí
que la educación es un bien social y como tal un derecho al que toda persona
debería poder acceder porque permite poder adquirir tanto conocimientos como principios
y valores, herramientas necesarias para comprender y enfrentarnos al mundo; y
por otro lado, es un motor de cambio social, lo que significa que es capaz de
brindar una oportunidad a quienes no la tienen, de poder optar a un futuro
mejor al que su “cuna” les predestina. Por éstas razones es que me pareció injusto
que la condición socioeconómica determinara quienes pueden obtenerla y quienes
no, pero además me di cuenta que como futuros profesionales de Enfermería
debemos hacernos responsables de esto, ya que no es complejo de entender que la
calidad de vida depende directamente de la calidad de educación recibida, y que
como tal es determinante en el estado de salud-enfermedad de una persona, por lo que considero que no es un tema que nos
sea ajeno ni como futuros enfermeras/os, ni como estudiantes, pero por sobre
todo no es un tema que nos sea ajeno como miembros de esta sociedad . Como
verán, ser consciente de todo esto fue un importante proceso de cambio y
ocurrió gracias a que me informé y tuve largas discusiones con pares de otras
carreras y niveles, con vecinos y familiares, con secundarios y profesores y de
que participé en pasacalles, marchas, asambleas (de todo tipo), operativos de
salud entre otras cosas, en fin, saliendo a las calles y discutiendo
principalmente, y fue gracias a todo esto me di cuenta además, que como pueblo
somos quienes decidimos que país tenemos, y que es a través de la organización
y siendo responsables de nuestro rol como actores sociales, como lograremos que
así sea. Quedarnos estáticos es ser cómplices y al ser conscientes de ello, si
queremos ser consecuentes, estamos obligados a hacer algo por generar un
cambio.
En este contexto, ni la facultad ni sus estudiantes se
mantuvieron ajenos. Con responsabilidad, creatividad y por sobre todo con
organización revirtieron su propia historia de apatía, emprendieron una labor
incansable.
·
Marchas y paros.
Establecido el problema era hora
de hacerse cargo de él y las marchas para mostrar el descontento general no se
hicieron esperar, ya desde abril se realizaron las primeras por la defensa de
la educación pública y la facultad estuvo presente, al principio la
participación no fue muy cuantiosa pero con el tiempo se logró convocar
alrededor de 1000 personas contando con la participación de profesores,
funcionarios (que desde el comienzo fueron los primeros en apoyar y sumarse a
las movilizaciones) y la mismísima decana.
La contingencia pedía más, la
necesidad de comprender realmente la magnitud del problema, establecer demandas
más concretas y proyectar el movimiento, demandaba invertir tiempo de estudio, costo
que democráticamente se dijo estar dispuestos a asumir, primero por el día en
que se realizaban las marchas y posteriormente de forma semanal.
Con tiempo extra disponible las
asambleas abundaron, pero también se abrió el camino para la formación de
comisiones, la realización de operativos de salud, la participación en
flashmoobs y foros sobre temáticas contingentes, difusión, intervenciones
callejeras como pintar autos y cantar en las micros. Además se realizaron ollas
comunes para el almuerzo y desayunos a cargo de distintas carreras. Todo esto permitió
generar espacios de participación triestamental e interdisciplinaria.
Pero no todo es para siempre y el
distanciamiento de las organizaciones de sus bases fue generando desconfianza
entre los partícipes del movimiento, esto sumado al desgaste que significaba el
tiempo alcanzado de movilización, más el riesgo de la pérdida del año académico
y de los beneficios estudiantiles (que paradójicamente fueron lo que se partió
peleando), significó que mucha gente se restara, lo que en la facultad se notó
significativamente. La participación bajó a tal nivel que las actividades
organizadas no se podían realizar, tornándose la situación insostenible. Como
un intento de mantenerse movilizados se
llegó a un acuerdo con el Consejo de Escuela para tener horarios protegidos que
permitieran la participación en el movimiento y el término del año académico, los
que poco a poco se fueron desaprovechando debido a la carga académica y el
apremio del tiempo.
A pesar de ésta forma, quizás la
peor para terminar, por cansancio, se logro una maduración del movimiento que
se vio reflejada a nivel del contenido del discurso planteado, el respaldo de
la sociedad, y la participación histórica, llegando a superar las 500.000
personas en las calles donde se contaron familias completas.
Si me preguntan a mi, estoy segura que aprendí mucho más
durante el 2011 que en cualquier otro año de mi vida y aprendí ese tipo de cosas impagables que ninguna sala de clase, o
auditorio en nuestro caso, te pueden enseñar. Con ganas cualquier libro te
puede enseñar biología, lo que marca la diferencia es el profesor.
Los invito a ser
curiosos, a ser inconformistas y exigentes.
Discutan, opónganse a
lo que no les parezca, aunque no sea lo que la mayoría piense.
Apodérense de los espacios de participación y
creen los propios.
“AL FIN Y AL CABO, SOMOS LO QUE HACEMOS PARA
CAMBIAR LO QUE SOMOS”, Eduardo Galeano.
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