Después de haber entregado un par de monedas al músico que se ubicaba a la salida de la estación, subí hacia la calle mientras mis sentidos se quedaban junto a la dulce y melancólica melodía que desde el violín surgía. Al término de las escaleras el viento invernal golpeó mi rostro y reubicó mis sentidos al camino que deseaba terminar de recorrer, pero inevitablemente una parte de mi se quedaba con esa música, había logrado reanimarme.
_________________________________________________________________Segundo microcuento enviado a concurso "santiago en 100 palabras", insisto en compartirlos.
1 comentario:
Me gustó más este
porque habla de música
y me identifica
me recuerda al niño
que se pone a tocar canciones de
Silvio en Parque Bustamante
cuidate loca!
disfruta el fin de semana
Subi al blog de loocas
descargue mi celu asi que tengo cositas
jiji!
atte
cony
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