domingo, 14 de junio de 2009

Viaje


Y todos adquirimos un personaje en aquella dimensión suburbana que solemos utilizar, la mayoría de los metropolitanos, para trasladar nuestros pesados organismos desde un rincón a otro de la ciudad. Entre mis personajes favoritos (que interpreto y que me llaman la atención de sobremanera ver interpretados) se encuentran quienes con aires de ausencia, se sientan y aparentan mirar las paredes oscuras que forman el túnel fúnebre que el tren recorre hasta la próxima estación; otro es el de los que van ocupados o aparentan que es así poniéndose a leer o a escuchar música, dejando en claro que llevan una especie de cartel que dice: "no molestar"; también se encuentra el de los individuos que aunque hayan asientos desocupados prefieren ir de pie, demostrando que son fuertes, que no se cansan o que simplemente resisten, se resisten al peso aplastante de aquella irrealidad donde nos vemos obligados a deternernos en el trayecto de ida o de vuelta a nuestros hogares, obligados a tener tiempo "libre", obligados a pensar... Pero hay un personaje especialmente llamativo para mi, uno que me cautiva considerablemente, es el de aquellos que viajan para escapar, que utilizan este raro clima de fantasía como medio de lo que todos los demás evitan, como una pausa, una que les permita reflexionar y donde no se sientan solos, ya que es fácil creer en ese ambiente que cualquiera de los extraños con los que rozan casualmente sus cuerpos piensa similar a ellos y busca como ellos una respuesta, una señal, algo.

¿Cuántas veces evitamos pensar y cuántas buscamos el tiempo para hacerlo desesperadamente?, ¿Cuántas veces finjimos hacer algo para evitar observar a los otros pasajeros y compartir aunque sea el mismo espacio con ellos?, sobre lo anterior ¿Nos da miedo decepcionarnos o asombrarnos de lo que podríamos ver?, ¿Cuántas veces escapamos?, ¿Cuántas veces buscamos no vernos solos?.

¿Cuántas veces no hemos sido al menos una parte de aquellas caracterizaciones?.

1 comentario:

Cono* dijo...

Los personajes son un misterio,
definitivamente
siempre cambian
y nunca te volveras a topar
con los mismos
porque los sucesos cambian cual obra de teatro
cambia sus escenas
Y quizás por el hecho de haberles hecho creer
a todos que eras una intelectual ocupada
desperdiciaste la oportunidad de conocer
gente maravillosa
o tal vez de por fin encontrar tu historia...

Pero hiciste la elección, y lo único que tienes ahora es el resumen del Quijote en tu mente y la cantidad de siluetas sin nombre

Y la gente piensa, ¿Por qué esta chica que debería pensar en pajarillos, lee y trata de entender una obra universal?

Pero lo que ellos no saben,
es que de hecho estoy pensando en pajarillos y cuentos de hadas.

y Esa es mi conclusión


Amo tus análisis
me inspiran

cuidate loca
nos vemos